Hoy vamos a centrarnos en la figura de Pedro García de Galarza, obispo de Coria entre 1579 y 1604. Nació en Bonilla de Huete, provincia de Cuenca en el año 1538 y falleció en Coria en 1604. Galarza fue amigo personal y consejero de Felipe II, a quien ayudó en diversas misiones diplomáticas, sobre todo en relación con la reciente incorporación a la Corona del reino de Portugal. De hecho, el rey estuvo alojado en casa del obispo en 1583, cuando regresaba tras ser coronado en el país vecino.
Fue una persona con una
gran preparación humanística, todo un ilustrado en la época, que destacó por su
mecenazgo artístico y por sus grandes dotes para el gobierno.
En Cáceres, a pesar de no ser
la sede episcopal, construyó un seminario. Fue el promotor de las obras de
reforma y ampliación del palacio episcopal, en cuya fachada queda constancia de su
impronta en el escudo heráldico y la inscripción del dintel: DON GARCIA DE
GALARÇA OBISPO DE CORIA 1587. En su fachada destacan la puerta con arco de
medio punto, adornada con dos filas de sillares almohadillados y sus ventanas
decoradas con rejas de forja. En el interior del palacio podemos observar un
hermoso patio con un claustro de gran belleza y tres plantas.
En Coria fundó un convento
de monjas y construyó de nueva planta la capilla antigua de las reliquias en la
catedral, que diseñó el arquitecto Juan Bravo. Pero lo más significativo es el
sepulcro de mármol del propio obispo García de Galarza, que se hizo construir
en vida, sito en el muro del Evangelio del altar mayor de la catedral y al que
fueron trasladados sus restos mortales en 1604.
El sepulcro fue diseñado en
1596 por el citado arquitecto Juan Bravo, maestro mayor de obras. Se trata de una
obra de corte clasicista, que destaca por su austeridad, siguiendo la
influencia de El Escorial.
En el plano escultórico se
contó con el artista de origen italiano Lucas Mitata. Nos encontramos una obra
de gran riqueza y minuciosidad, de delicada finura en la labra de las
vestimentas y reclinatorio, donde sin lugar a dudas destaca el soberbio retrato
del personaje, el obispo Galarza, que muestra ante todo su carácter de firmeza
en sus convicciones y devociones.
En el neto del basamento, junto
a su escudo está grabada una inscripción en latín que transmite la idea de
mecenazgo a las artes del obispo. La traducción del texto, elaborada por Cesar
Chaparro Gómez, es la siguiente. “Bajo esta losa yace el ilustre García
Galarza, incomparable gloria de las sagradas Musas. Lloran su muerte las
Gracias y las Virtudes, Coria y su templo. El excepcional obispo lo era todo
para todos. Bonilla nos dio un padre, singular por su integridad, preclaro por
su ingenio, piadoso en la práctica de su religión. Nunca se derrumbará el
santuario consagrado a las Musas; siendo de gran valor, descansa bajo una
tierra insignificante. El mármol conserva entre sus paredes el venerable
cuerpo, hasta devolverlo por fin al alto cielo”.
En su pueblo natal,
Bonilla, fundó en 1601 el hospital del Padre Eterno para curación y alimento de
pobres enfermos. La intención del obispo era que los pobres atendidos en el
hospital fueran enterrados en su iglesia en caso de que falleciesen allí,
estipulando además una misa de difuntos con su nocturno para cada uno. El
obispo esperaba con esta fundación “servir a Dios Nuestro Señor en nuestras
ánimas y de nuestros padres y sobrinos, sobrinas y las del Purgatorio…”.
Es probable que en su
construcción participaran Pedro de la Teja, Toribio Martínez y Juan de Toca
Vergazes, que trabajaron en las obras de la iglesia parroquial del mismo lugar.
Analizando la obra, encontramos los elementos arquitectónicos propios de esos
años, destacando las cartelas de pergamino y las placas rectangulares que decoraban
los arcos fajones, parecidas a las de la portada de la iglesia de Alcohujate
(1601), los arcos formeros del monasterio de Uclés y las portadas de la iglesia
de Castejón (Cuenca).
Por otro lado, tanto en la
portada lateral como en los dos nichos de enterramiento situados a los lados
del altar mayor se incluyen sendos frontones partidos, soportados por ménsulas.
En último lugar, debemos destacar la imagen del Padre Eterno que corona la
portada principal y el bello escudo del obispo Galarza.
El blasón del Obispo
Galarza que se encuentra en la fachada del palacio Episcopal de Cáceres en la
Plaza de Santa María, en su sepulcro de la catedral de Coria, o en el Hospital
del Padre eterno de Bonilla consta de sinople, una banda de plata cargada con
la leyenda “AVE MARÍA”, resaltada de una garza de plata, sobre ondas de plata y
azur. El escudo está timbrado con un capelo episcopal y bajo él una filacteria
en la que está escrito “EX ALTO”, flanqueada por borlas.